Las palabras son una armonía orquestal de tacto, gusto, vista y sonido.
Marshall McLuhan
Resulta difícil cualquier intento de clasificar y explicar el fenómeno poético, pues la sustancia misma –volátil y movible– de la poesía complica todo acercamiento posible (1). Sin embargo cuando nos aproximamos al término “poesía experimental”, podemos referir que se trata de cualquier manifestación literaria que plantee nuevas posibilidades tanto expresivas como temáticas que tiendan a la búsqueda de nuevos caminos en la formulación poética. A partir de esta idea haremos un recorrido por los orígenes y evolución de la poesía experimental en la isla de Cuba.
Cuba, durante los primeros siglos a partir de su descubrimiento, carecía de interés económico para la metrópoli española, por lo tanto no hubo mayor disposición en contribuir al enriquecimiento cultural de la isla. La iglesia católica, principal guardiana y propagadora de la cultura oficial, tuvo una actitud relajada y poco dogmática. Los períodos comprendidos entre los finales de los años 30 y 50 son de suma importancia para el desarrollo de la oralidad y la escritura en la poesía cubana. La primera manifestación de esa identidad comienza con la oralidad, representada en la Décima, que consiste en una estrofa constituida por 10 versos octosílabos, mejor definida como décima espinela que toma su nombre del poeta, novelista y vihuelista Vicente Espinel, a fines del siglo XVI. La décima es una de las formas estróficas de mayor arraigo y amplia distribución en toda Latinoamérica, siendo especialmente significativa en la poesía popular y rural. Los poetas cubanos de vanguardia de inicios del siglo XX, comienzan a renovar el lenguaje de la poesía y algunos, como Nicolás Guillén, buscan en lo popular las raíces nutricias de lo cubano.
La décima, para la literatura cubana, es algo más que una estrofa literaria, constituye un verdadero signo de su identidad, la manera en que sus habitantes construyen su historia se ve reflejada en los modos expresivos de las artes y la literatura, la peculiaridad de su voz es la afirmación de ritmos o melodías particulares. La décima vinculada a la música ocupa un lugar de privilegio en la cultura cubana, ha sido, desde los orígenes de la nación, el modo de expresión literaria preferido por los poetas populares y el único usado por los improvisadores. Por lo tanto su mayor significación está en la tradición campesina de origen hispano; considerando a la espinela una presencia viva en la obra escrita de los mejores poetas cubanos de todos los tiempos; siendo además una de las formas de versificación más usadas con frecuencia por trovadores y compositores musicales.
Por ejemplo el poeta, periodista y militar cubano Manuel de Zequeira [1764-1846], crea décimas especialmente jocosas con situaciones y enredos propios de su época. Léase de su poema más popular «La Ronda»:
Con un triste desvarío/ fui siguiendo mi aventura,/ y sin tener calentura/ me iba muriendo de frío./ En este momento impío/ me acometieron traviesos/ dos mastines con excesos;/ pero por fin me dejaron/ porque sus dientes no hallaron/ ninguna carne en mis huesos.
Uno de los poetas más representativos de esa sonoridad vestida de cubanía, es Nicolás Guillén, su obra desbordante de contenido humano y de una frescura rítmica inimitable lo sitúa como una referencia imprescindible en la poesía latinoamericana contemporánea. Escuchemos uno de sus poemas más ricos en voces y colores: Sóngoro Cosongo [1931]
Ay, negra,
si tú supiera!
Anoche te vi pasar,
y no quise que me viera.
A él tú le hará como a mí,
que cuando no tuve plata
te corrite de bachata
sin acordarte de mí.
Sóngoro, cosongo,
songo be;
sóngoro, cosongo
de mamey;
sóngoro, la negra
baila bien;
sóngoro de uno,
sóngoro de tré.
Aé,
vengan a ver
aé, vamo pa ver
¡Vengan, sóngoro cosongo,
sóngoro cosongo
de mamey!
Es evidente que toda experiencia poética parte de un pasado más o menos remoto, digerida esa influencia, busca una salida actual y contemporánea. La poesía visual tuvo sus primeras manifestaciones en lengua castellana, con los movimientos artísticos del Manierismo y el Barroco español del Renacimiento. En el siglo XX las vanguardias españolas e hispanoamericanas fueron muy influenciadas, participando en movimientos estéticos como el Futurismo, el Dadaismo, el Cubismo, el Ultraismo y el Creacionismo. Sin embargo, no es hasta la década de los 50, con la poesía concreta brasileña, que la poesía visual se implantó con fuerza en el imaginario latinoamericano. En Cuba, la poesía visual se manifestó en las obras de poetas como Guillermo Cabrera Infante, Severo Sarduy, Samuel Feijoo y Fayad Jamís quienes urgieron en el Letrismo, el Arte Correo, los Caligramas y la Poesía Sonora.
Samuel Feijoo [1914-1992], fue pintor, diseñador, periodista, narrador, folclorista, crítico, ensayista y editor de la importante revista cultural Signos desde su primer número en 1969, y fue allí donde se expuso el trabajo de los más importantes e impactantes artistas de la vanguardia europea y latinoamericana de la posguerra. Sus poemas visuales denotan una gran expresividad plástica, soltura y movimiento al ritmo de la sonoridad cubana, además posee una obra ensayística apreciable, en la que se destacan sus estudios sobre poesía cubana, fundamentalmente los dedicados al estudio y evolución de formas poéticas como la décima y el soneto. Su extensa obra poética tiene, entre sus temas fundamentales, la belleza y el encanto del paisaje rural, así como una reflexión permanente sobre el ser humano y sus relaciones con el mundo.
Poema visual. Samuel Feijó
Fayad Jamís [1930-1988] de origen mexicano, también fue poeta, diseñador, pintor y periodista, tuvo estrechos contactos con los surrealistas franceses con su estancia en París en 1954, dos años después hace su primera exposición patrocinada por André Breton. Dirigió la revista cubana Unión y fue profesor de pintura en la Escuela Nacional de Artes Plásticas en la Capital. Para Fayad la poesía tiene algo de tempestad, de sacudida larga e intensa, de incendio, de explosión. “La poesía es una lucha permanente, una batalla de sangre y de luz entre el hombre y el tiempo, entre el hombre y sus circunstancias, entre el hombre y todas las cosas que pueblan el universo.”
Tinta. Fayad Jamis
Severo Sarduy [1937-1993], fue periodista, narrador y crítico de arte. Poeta con una narrativa de gran audacia experimental y gusto neobarroco, un lenguaje literario lujoso y metafórico donde abundan imágenes de gran atrevimiento, decía Sarduy. “Los dos polos de la literatura”, “son el deseo y la muerte”. Y precisaba: “Cuando escribo, camino, salto, bailo. Un escritor moderno escribe más con su cuerpo que con su cabeza”.
Otro poeta que expandió su poesía a nuevas propuestas experimentales fue el escritor y guionista Guillermo Cabrera Infante [1929-2005], su amplia y prolífera obra está marcada por un placer extremo por el juego con las palabras, su mayor interés en la creación literaria estaba en, “lo que se pueda contar en términos de palabras intercambiables, palabras con las que se pueda jugar, palabras que puedan conducir a otro terreno que no sea el de la mera narración lineal.”
Poemas visuales. Guillermo Cabrera Infante
En su novela Tres tristes tigres, considerada una de las grandes obras de las letras hispanoamericanas, se pone de manifiesto desde el trabalenguas popular, su poder evocativo va desde su cacofonía, a la idea del juego, del lenguaje y la presencia de la oralidad. El título de esta novela fue desacralizado por el propio Cabrera Infante, acentuando su esencia misma de “juegos”, regodeo de sonidos, “parte de un trabalenguas que no significa nada”, lo que significa en términos de otra concepción de la literatura atento ya “a los asuntos”, a los contenidos de una realidad, sino al lenguaje como materia significante (2).
Sabido es que a partir de los años 60, muchos artistas y escritores se abocaron a la búsqueda de medios de expresión para todos aquellos que quedaban sin voz, especialmente a partir del fenómeno de la masificación de medios como la radio y la televisión. El desarrollo de estas prácticas más, la combinación y advenimiento de las nuevas tecnologías, modificaron cuestiones técnicas, replanteando conceptos que venían del mundo analógico aplicados al mundo digital. En Cuba este cambio no se manifestó como en otros territorios de latinoamerica, sí en Brasil, Argentina, Uruguay, México; Cuba con su aislamiento produjo una esterilidad creativa en el campo de la poesía experimental, aunque existen dos vertientes que manifiestan un trabajo creativo donde se perfilan símbolos artísticos verbal e icónico al mismo tiempo.
Una de esas vertientes está en las obras de artistas plásticos que reconstruyen lenguajes y sentidos a partir de esas formas híbridas y que sus fronteras y delimitaciones entre imagen y palabra no se definen con claridad. La expresión plástica no se opone brutalmente a lo verbal, sino que superpone, combina y se cruza (3).
Instalación. De la serie: Hereditatem
Artistas: Yeny & Alejandro
Cuba. 2014
Proyecto Procesual
Instalación. De la serie: Desarraigo
Artistas: Yeny & Alejandro
Cuba. 2014
Proyecto Procesual
Otra vertiente deviene a partir del desarrollo del Cartel a finales de los años 80 con la inclusión de la tecnología digital. La irrupción de los nuevos diseñadores se comienza a reflejar también en una estética diferente, la que responde por un lado a la tecnología digital y por otro a su entrenamiento en la conceptualización del diseño.
Cartel de Arístides Rosell
Cartel de Félix Beltrán
La interpretación icónica y plástica del arte gráfico –escrito o figurativo– ha seguido su curso en la obra de dos poetas visuales; Pedro Juan Gutiérrez, escritor y artista gráfico. Su obra surge a finales de los años 1970, sus primeros poemas gráficos [hechos a base de fotocopias y presentados como ‘procesos múltiples’] lo colocaron en la vanguardia cultural nacional. Tiene reconocimiento internacional dentro del resurgimiento de la poesía visual a finales de los años 80. Declaró en su Manifiesto Infinitesimal, o código universal infinito, ampliar el campo del lenguaje ya que este se hallaba atrapado entre el fonema y el grafo; proponía una gráfica internacional que pudiera concentrar el significado del lenguaje dentro de un sistema de signos –una suerte de esperanto poético –capaz de abrirse hacia un mensaje universal gracias a una sucesión poética de grafos.
Obras de Pedro Juan Gutierres
La muestra de poesía visual más reciente fue realizada por el periodista independiente Francis Sánchez, con su exposición: Cicatrices, consta de aproximadamente 20 obras de mediano formato en las que predominaba el blanco y el negro, el juego tipográfico, el collage y el montaje; el propio Sánchez declara sus razones poéticas, a manera de escritura en movimiento. Consciente del lenguaje, abierto a la experimentación, la obra de Francis Sánchez es instalación poética, algo dadaísta y predicadora, en un mundo profundamente marcado por el cuestionamiento postmoderno del sujeto mediático - virtual.
Cada época y cada civilización, tiene sus propias maneras y códigos de percibir el mensaje poético. Es por ello que la poesía no puede quedar al margen del desarrollo de los medios, puesto que cada medio nuevo es un lenguaje nuevo, con su gramática y sus formas estéticas propias. De modo que, a través del diálogo constante con diversas disciplinas, y a través de la exploración con diversos soportes y materiales se pone de manifiesto la necesidad de continuar experimentando con nuevas formas de expresión. Cuba es un país que cuenta con una poesía de rango universal, pero la poesía visual ha llegado tarde y es escasa”. No obstante es mejor tarde que nunca.
1. Pinto, J. (1983). La poesía experimental, del concretismo hasta nuestros días. Universidad de los Andes. Consejo de Publicaciones. Mérida – Venezuela.
2. Moyano M. (1996). Tres tristes tigres: la fiesta del lenguaje. Universidad Nacional de Ríos Cuarto. Argentina. https://pendientedemigracion.ucm.es