DE LA PLUMA DE OCA AL BOLÍGRAFO
La historia de la caligrafía está estrechamente ligada a la evolución de la escritura, así como sus soportes, materiales e instrumentos. El arte de escribir bien, no se diferencia del arte de escribir. Las escrituras cuneiformes de las primeras civilizaciones sumerias, los jeroglíficos perfectamente dibujados en los muros de los templos egipcios y los manuscritos griegos del siglo VI a. C., son caligrafía.
Algunas civilizaciones desarrollaron hasta el límite este arte de escribir bien; China y Japón con sus sabios ideogramas elevaron la caligrafía a rango de arte mayor. También la pintura y la caligrafía del Extremo Oriente están íntimamente unidas, hasta decir que la pintura es escritura y la escritura, pintura.
Saber escribir era un privilegio y un poder. Poemas, documentos administrativos y legales, mensajes diplomáticos, ensalmos y dedicatorias entre otros, fueron escritos por abogados, magistrados, notarios, geógrafos, arquitectos, científicos, militares, estudiantes, periodistas… Ahora todos aprendemos a leer y a escribir, pero esa enseñanza reglada no está buscando una aproximación natural a la escritura, sólo como forma de expresión y comunicación que define nuestra personalidad. Por lo tanto en este artículo no nos referiremos al acto de escribir, sino al arte de escribir bellamente.
¿Sobre que soportes se escribía?
En los primeros tiempos la caligrafía se hacía sobre huesos y caparazones de tortuga en la antigua China; en tablillas de arcilla y guijarros (piedra redondeada y lisa) utilizado por las culturas semíticas; sobre hoja de palma con la médula blanca y esponjosa del papiro (planta que crece a orillas de los ríos y lagos) especialmente usada por los egipcios, esta planta se empapaba en agua, se prensaba en forma de tiras, esas tiras se pegaban entre sí, posteriormente se enrollaban, fueron llamados volumen o rollos.
En el siglo II a. C., en Pérgamo, la antigua ciudad de Asia Menor, se comenzó a fabricar un material con el nombre de pergamino que significa "papel de pérgamo" se elaboraba con piel de oveja macerada con cal, rascada, estirada, secada y lijada.
Los chinos preferían la seda, hasta que en el siglo I (año 105 d.C.) un funcionario cercano al emperador de la dinastía Han llamado T´ai -Lun inventó el papel. Europa lo conoció en el años 1000 a través de los árabes.
Los griegos y romanos labraran su escritura en tablillas de piedra o cera, podemos afirmar que la solemnidad de la conocida letra capitular (letra mayúscula) romana, deriva de sus elegantes proporciones pero también de la severidad que le proporcionaba la piedra. Las exigencias de mayor velocidad y facilidad en el trazo les condujo en el siglo III a.C. a la creación de un alfabeto en minúscula llamada "uncial", usada hasta el siglo XIII y la escritura cursiva romana usada para el trabajo manuscrito.
Durante la Edad Media se usaban plumas de ave para escribir, especialmente de oca; sin embargo era difícil su uso, ya que se despuntaban fácilmente y había que cortarla con mucha frecuencia. En 1656 dos holandeses describieron en su diario unas "plumas de plata que tenían un depósito lleno de tinta especial" con las cuales se podía escribir una página completa sin mojar la plumilla. En 1884 Lewis Edson Waterman consiguió en New York una alimentador capaz de regular el flujo de tinta, evitando humedecer las pluma constantemente. Había nacido la era de la estilográfica que sigue vigente hasta nuestros días.
Manuscrito medieval
*Amarilys Quintero Ruiz.
Artista intermedia – Comunicadora – Docente.
Coordinadora general del espacio educativo ARS SONORUS
dedicado a la educación, investigación y divulgación
en las Artes y la Comunicación visual. Bogotá – Colombia